Un paraíso en el Océano Atlántico, con naturaleza desbordante y un microclima con sol y temperaturas suaves. Madeira es la principal isla del archipiélago y está acompañada de su pequeña hermana Porto Santo, donde hay fabulosas playas de arena dorada; y Desertas y Sevagens, dos islas deshabitadas que conservan su naturaleza primitiva.
Un destino privilegiado para quien busca aventura, naturaleza, deporte, animación o simplemente tranquilidad. Un plan fantástico para pasar este verano con toda la familia.
Sus colinas de origen volcánico y su costa impresionan. Hablamos de elevaciones de casi 2.000 metros sobre el nivel del mar. El senderismo es el deporte rey. Su espectacular paisaje sorprende a todos los visitantes.
¿Qué hacer?
Innumerables actividades os esperan en Funchal, la capital de la isla: rutas a caballo, delta y parapente, paseos en globo y helicóptero, buceo, pesca… No dejéis de visitar la Zona Velha, el barrio con más personalidad.
En Cãmara de Lobos, un histórico pueblo de pescadores, se localiza el Cabo Girão. Este es el acantilado más alto de toda Europa y el segundo más alto del mundo. Desde este punto se pueden descubrir los colores de la isla: los verdes que van de claros a intensos, los amarillos que se tornan anaranjados y las mezclas coloridas que ofrece la flora subtropical, todo en contraste con el azul del océano.
En Machico encontraremos una ciudad histórica, en la que desembarcaron los descubridores de Madeira y donde se encuentra el faro más antiguo de la isla. Una de las cosas más distintivas son sus levadas y veredas, que se consideran patrimonio natural. Aquí también se encuentra la iglesia más antigua de toda la isla, “A Capela dos Milagres”. Además podremos disfrutar de uno de los mejores baños de toda la isla un su espectacular playa.
Los habitantes de Santana han tenido una gran idea: crearon un parque temático donde los turistas podemos visitar diferentes casinhas y enterarnos de cómo ha sido la evolución de este precioso lugar. Si tenéis la oportunidad de pasar la noche en una de ellas, podréis apreciar todavía más la vida madeirense desde dentro. Cerca de Santana, subid al punto más alto, Pico Ruivo, para sentir la adrenalina al visualizar por encima de las nubes la isla a vuestros pies.
Nos os perdáis las Grutas de São Vicente, su centro volcánico con maravillas cuevas volcánicas que fueron talladas por la lava hace 4.000 años.
Porto Moniz es un lugar pintoresco, donde destaca su precioso puerto desde el que todos los turistas desean ver el atardecer sobre el océano y hacerse fotografías.
En la costa suroeste se encuentra el Arco da Calheta, uno de los lugares más famosos de todo el archipiélago: con su pequeño puerto deportivo, su paseo marítimo y sus playas que parecen de oro.
El lugar más soleado de todas las islas es Ponta do Sol, un sitio ideal para disfrutar de tardes de playa en familia y practicar deportes náuticos.
¿Qué comer?
La gastronomía madeirense cuenta con una gran cantidad de frutas exóticas. El pez espada negro es una de las más típicas especialidades gastronómicas. Así como todos los ingredientes para el plato nacional, la espetada de carne de ternera.
Los amantes del buen ron posiblemente reconocen Calheta por ser la productora de un exquisito ron blanco que consiste en el ingrediente principal de la bebida autóctona de las islas, la poncha.
Encontraremos gran cantidad de bodegas con buena calidad vinícola en las que podremos catar el buen vino de la zona. En Bodegas Blandy podremos ver la más popular bodega de Funchal y conocer la historia de su producción.
¿Qué comprar?
En Santa Cruz destacan las artesanías de mimbre de Camacha. Se pueden comprar toda clase de objetos como cestos para llevarle a tus seres queridos cuando regreses.
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